La ingeniería no es ciencia.
La ingeniería y los ingenieros no son una subcategoría de los científicos. Muy a menudo, los dos términos se usan indistintamente, pero son disciplinas separadas, aunque relacionadas. Los científicos exploran el mundo natural y nos muestran cómo y por qué es como es. El descubrimiento es la esencia de la ciencia. Los ingenieros innovan soluciones a los desafíos del mundo real en la sociedad. Si bien es cierto que la ingeniería sin ciencia podría ser azarosa; sin ingeniería, el descubrimiento científico sería meramente una actividad académica.
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Escuchamos mucho acerca de los estudiantes estadounidenses que se están quedando atrás en matemáticas y ciencias, pero rara vez escuchamos que nos estamos quedando atrás en ingeniería y en crear el espíritu innovador. Un buen ejemplo de esta confusión se encontró en una edición de julio de 2010 de la revista Time que presentaba a Thomas Edison en la portada. Aunque Edison era mucho más un ingeniero que un científico básico, la palabra “ciencia” apareció 25 veces en el artículo y “ingeniería” solo cuatro veces. El primer párrafo se enfocó en un auto impulsado por energía solar diseñado y construido por niños de tercer grado; el escritor lo llamó un proyecto de ciencia. La educación pública en los Estados Unidos ya ha comenzado a enfatizar nuevamente las habilidades cuantitativas, pero es probable que los Edison del siglo XXI provengan más de estudiantes que se dedican a la ingeniería que a la ciencia.
Por supuesto, el subtexto para hacer preguntas sobre las habilidades cuantitativas y científicas de nuestros estudiantes es el futuro de la competitividad económica de Estados Unidos en la era de la tecnología. Y aunque se están realizando muchos descubrimientos científicos importantes en las universidades y empresas estadounidenses, con demasiada frecuencia los fabricantes extranjeros están cosechando sus beneficios económicos. Necesitamos asegurarnos de que los estadounidenses mantengan una pasión y una capacidad únicas para traducir nuestros descubrimientos en nuevos valores económicos y de calidad de vida para la sociedad. Tal pasión descansa en el alma de la ingeniería. Para garantizar que nuestros descubrimientos beneficien a nuestra economía en las próximas décadas, debemos entusiasmar a nuestros hijos con la ingeniería y la innovación, no solo con la ciencia.
El personal y los estudiantes de la Facultad de Ingeniería están haciendo presentaciones destinadas a hacer precisamente eso en las escuelas secundarias de Massachusetts. Hablamos con los estudiantes sobre los Grandes Desafíos de la Academia Nacional de Ingeniería, esas extraordinarias oportunidades para impactar profundamente nuestra calidad de vida. Los estudiantes parecen asombrados al saber que los ingenieros no pasan sus días haciendo matemáticas y ciencias aislados en cubículos, sino que trabajan en equipos de diversos profesionales creando nuevas y emocionantes tecnologías que mejoran la atención médica, permiten la energía alternativa, nos hacen más seguros, mejoran la comunicación, mejoran nuestra infraestructuras sociales, etc. Se sorprenden al saber que una educación en ingeniería puede prepararlos de manera integral para roles de liderazgo en las organizaciones, incluso si no siguen siendo ingenieros en ejercicio de por vida. Una vez que aprenden lo que hace un ingeniero, están tremendamente emocionados. De manera reveladora, sus maestros están igualmente sorprendidos por esta perspectiva y esta información, algo que debe cambiar si queremos aprovechar la creatividad innata de los niños. Pero, no se necesita mucho para hacer una gran diferencia.
Todos debemos desempeñar un papel en la creación de una cartera de estudiantes entusiasmados por ser los innovadores del mañana. Nos encontramos en una encrucijada al mirar hacia el futuro económico de este país. Con la educación adecuada y las inversiones correctas, este país consolidará una cartera de personas impulsadas a participar en la ventaja innovadora y seremos una potencia económica durante mucho tiempo.
